Una vez cada doce meses, el día de nuestro cumpleaños ¡El día que todos saboreamos! Nos colocamos delante de un delicioso pastel, llenamos de aire nuestros pulmones y soplamos con todas nuestras fuerzas para apagar las velas. No existen muchos “rituales” por llamarlo de alguna forma que se hagan de la misma manera en todo el mundo. Es algo tan común hoy en día que el origen de esta tradición ha quedado casi enterrado en el olvido y son pocos los que conocen su historia. ¿Eres de los que aún no conocen la historia? ¡Estás en el lugar adecuado!
Una de las versiones más extendidas nos lleva a la Alemania en el siglo XVIII. En esos momentos era algo común un festejo llamado ‘Kinderfest’: se colocaban dos velas, una para representar la luz de su vida y otra que simbolizaba los años pasados. Las llamas debían estar encendidas durante todo el día y eran reemplazadas cuando quedaban consumidas. Al final del día se apagaban con un soplido. Se creía que el humo que salía de las velas al soplarlas ayudaba a trasladar a Dios el deseo que pedían de cumpleaños.
Según esta tradición estaríamos colocando un número equivocado en velas sobre nuestro pastel, ya que actualmente suele utilizarse una por año cumplido. Nuestro ritual se parece más al explicado en un manuscrito alemán del siglo XVIII que asegura que se empleaba una vela por año, además de una una adicional en el centro.
Otra versión nos lleva mucho más atrás, a la Antigua Grecia. Entonces se ofrecían dulces con forma redonda a Artemisa, diosa de la Luna, con velas sobre ellos. Estos manjares representaban el ciclo lunar completo y el fuego de las velas se apagaba de un soplido para que el humo despedido llegará a la divinidad, una vez más transportando los deseos de los cumpleañeros.
¿Sabías que durante cierto tiempo la tradición de soplar velas en cada aniversario fue considerada pagana? , dado que para los cristianos era costumbre conmemorar la muerte de los santos en lugar de su nacimiento.
¿Conoces algún otro significado de las velas? No te olvides de compartirlo